High five to myself for working out today! 🙌🏻 Recuperar tu cuerpo después del embarazo es muy duro. Más, si te pasa lo que me ha pasado hoy a mí. Aquí mi pequeña ratona y yo intentamos encontrar 20 o 25 minutitos al día (unos días se puede, otros es más complicado) para mover un poco el cuerpo. Ella en su gimnasio y yo en el mío. Como no encontraba unas pesas, pues me vale una botella de lejía (llena, ¿eh?) Van a pasar un par de meses hasta que mami pueda volver a su adorado centro de pilates Pilatea y dejar a los dos bichitos con alguien para que les vigile. Mientras, hay que intentar moverse en la medida de lo posible. Ya se acabaron los hipopresivos en Centro Canción de Cuna y algo hay que hacer para recuperar la energía. Me guío con los workouts de Instagram de @bubs2bikinis que es mamá de 4 y cuelga unos entrenamientos muy asequibles pensados para el cuerpo que acaba de pasar por un embarazo y un parto.

Hasta ahí todo bien. La cosa es que hoy estaba entrenando, y viene mi padre que está echándome una mano con una reforma que estamos haciendo en la terraza, y dice: “podías aprovechar y darte la paliza ahí fuera con los obreros y hacer algo productivo”. Y, claro, he alucinado con el comentario. Tampoco es que quiera un premio, pero creo que yo hubiera optado por un: "¡¡Mira qué bien que estás haciendo ejercicio con bebé y todo!!". Sacar este tiempo para mí cada día es una de las cosas que hace que esté contenta, inspirada y enérgica. Hoy dormí 6 horas con 3 levantadas nocturnas porque el nano mayor no ha conseguido volver a dormirse solito. Y me despierto muchos días con más sueño del que me acuesto. Así que este ratito es para mí porque me lo merezco. Si mami no se cuida, todos lo notan. Ya no voy a entrar en que estos 20 minutos no sean igual de buenos para el cuerpo según el tipo de ejercicio que se haga, porque eso callado está dicho. Es que no son igual de buenos para la mente. Porque este es un rato de salud para mí, y no creo que haya nada más productivo que eso. Así que me choco los cinco a mí misma, palmadita en la espalda... ¡Y a ti te daba yo un embarazo y un parto, querido padre!