Ir al inicio
Este es tu blog si eres mamá o papá y tienes agujetas... 

Diseño del blog

Agujetas Maternales

Nai • oct 01, 2019

¿De dónde sale este blog?

La que está preñadísima en esta foto soy yo, Nai. El enano que me estampa sus manos pringadas en pintura azul es mi amorcete primogénito, Torpedín. Le llamamos cariñosamente así, Torpedo, porque es pura energía. No para quieto ni un minuto. Ha sido así desde que nació. ¡Tenía demasiado mundo por conocer para hacerlo tranquilamente!
Dos días después de hacer esta foto, nació el bebé que habitaba mi barrigota, Bolinha. La llamamos así porque nació con 4,760 kg, y por ahora nos recuerda más a una bolita dulce (como las que venden en las playas del Algarve donde han conocido el océano mis hijos) que a cualquier otra cosa del mundo.
Estas dos magníficas ciraturas han venido al planeta Tierra a revolucionar nuestra vida (la mía y la de su padre, Mr. D, por no decir la de sus abuelos Nana, Gampy y Ayeya) de una manera que no éramos capaces de imaginar. ¡Mira que te lo dicen cuando quieres tener hijos! ¡Lo que te cambia la vida! Pero hasta que no lo vives en tu día a día nada que puedas proyectar en tu mente se asemeja a la realidad.
Con Torpedín aprendí lo que es un embarazo (y digo uno, porque cada embarazo es diferente), un parto, la lactancia, y a experimentar lo que es ser mamá. Me habían dicho que el amor que uno vive al convertirse en madre (o padre) no es comparable a ningún otro. Que tú piensas que sabes lo que es querer, porque tienes familia y amigos a los que quieres, porque tienes a tu pareja, a la que adoras. Y, cuando te dicen estas cosas, tú asientes, queriendo entender, pero del todo no lo entiendes. Y luego lo vives, y entonces es cuando entiendes. Entiendes que el amor hacia los hijos es otra cosa. Es inmenso, incondicional, inagotable. Lo que una siente al ser mamá es tanto, que parece que te desborda y no vas a poder vivir con ello en el pecho. Es tanto que las primeras noches no puedes dormir de pura felicidad, de tanto amor. No quieres dejar de mirar a ese nuevo ser que te mira sin verte, pero te huele y te siente, y sobre todo te necesita con una intensidad que jamás pudiste imaginar. Es tanto, que las primera imágenes al verle después de parir, se quedan grabadas para siempre en tu memoria. Y su olor. Y ese primer abrazo cálido, húmedo, pegajoso que huele a sangre y a vida. Y su llanto al salir de su hogar acuático y caliente dentro de tu barriga, y encontrarse de bruces con el frío, el aire, los ruidos en seco. El tener que poner a funcionar esos pequeños pulmones por primera vez, habiendo perdido por unos momentos el contacto con la otra parte de su ser: TÚ. Es que para tu bebé, su mamá es parte de sí mismo. ¡Es todo tan animal! La maternidad te pone de nuevo en contacto con el mamífero que llevas dentro. Somos animales racionales, evolucionados, sabemos escribir y crear arte y se nos olvida lo más importante... Que somos animales.
Después de esos primeros momentos, te conviertes antes de cualquier otra cosa, en mamá. Porque, te dediques a lo que te dediques, ahora tu trabajo más importante es criar a esa personita que has decidido traer al mundo y que depende de ti para absolutamente todo. Y empiezas a dudar de todo lo que creías que sabías, y te dejas aconsejar y confundiar a cada paso, hasta que te das cuenta de que tienes que aprender a escuchar a tu instinto. Esa es una de las grandes lecciones que me ha dado a mí el convertirme en madre.
Pero no solo esa. A mí la maternidad me ha cambiado profundamente. Tanto, que a veces hay partes de mi vida y mi forma de ser anteriores que me cuesta recordar. Con mi primer hijo, y la incorporación a mi trabajo como profesora cuando él cumplió ocho meses, la vida no me dio tregua. Llegué a unos niveles de agotamiento físico, emocional y psicológico para los que nadie me había preparado. Aún así, por todo lo maravilloso que tiene esta experiencia, decidimos tener otro bebé. Y ha sido mi segunda maternidad la que ha despertado algo en mí que llevaba unos años dormido. La pulsión de crear. Yo estudié Bellas Artes, y siempre he entendido la vida a través de la creación y la escritura. Cuando nació Torpedín no tenía más espacio en mi cabeza, en mi vida, en mis días para dedicarle más que a él. Como dice una amiga, "la maternidad es un experimento que cada día es diferente, y nunca sabes cuándo va a salir bien". Cada etapa de la vida de nuestro Torpedo, sumada a mis muchas horas de docencia y de preparación de clases, no me dejaron espacio para más. Pero al poco de nacer Bolinha, después del postparto inmediato, esos dos meses tan duros, cruentos y físicamente extenuantes, empecé a ecribir. Escribía de vez en cuando, mientras daba una toma de pecho de esas interminables, un post en Instagram, una red social que he redescubierto y llenaba algo lo solitaria que es, a veces, la crianza. Algunos de esos posts los iré subiendo también en este blog, porque son los que han precedido a su nacimiento y sin ellos no hubiese dado este paso. Pertenecen también a este sitio.
Después de un par de meses compartiendo algunos pensamientos, algunos descubrimientos, algunas reflexiones sobre la maternidad, algunas anécdotas con mis cachorros, me empezó a llegar feedback. Amigos y conocidos que te dicen que te siguen, que leen lo que escribes todos los días, que no dejes de hacerlo. Y tú piensas: "Si a mí me encanta escribirlo y a la gente le encanta leerlo, esto marcha". Luego vinieron los posts más creativos de los "creative Wednesdays" y más personas me dijeron que les gustaban las ideas. Que les motivaba a hacer cosas con sus niños en casa. 
Entonces pensé que con esto de los vídeos creativos, quizá Instagram se me quedaba un poco corto, porque no es la mejor plataforma para vídeo. Necesitaba algo complementario para mi pequeño universo creativo. Pensé en retomar un blog que hace tiempo tenía parado (nunca olvidado, porque donde pones un pedacito de ti, nunca lo olvidas). Colgué un par de posts, pero me di cuenta de que el mundo digital ha evolucionado mucho desde que lo creé, y visualmente se quedaba corto. Así que di el paso y me compré un espacio en el ciberespacio. Si mi primer blog, creado en un máster de fotografía que cursé hace la tira de años se llamó Agujetas Mentales, ahora pensé en darle una continuidad con las Agujetas Maternales. Al fin y al cabo, soy la misma mujer, solo que ahora me he convertido, además, en mamá. Mr. D. me ha ayudado a poner esto en marcha muy rápido, porque tenía unas ganas locas de hacerlo mío. Y las ganas hay que aprovecharlas siempre porque son como el viento en las velas de un barco: nos ponen en movimiento. Y así ha surgido este blog.
Lo que vas a encontrar aquí son reflexiones sobre la maternidad contadas con mucho cariño y mucho humor, actividades creativas para hacer con tus niños (porque la cabra tira al monte, y eso es lo que hago yo con mis cachorros en casa), libros y cuentos que nos gustan, planes diferentes que quiero compartir contigo, recetas de cosas ricas. En fin... Compartir un trocito de nuestra vida, porque juntos, la vida es mejor. Y si estás pensando algo, pues deja un comentario y así nos conocemos, y compartimos esas agujetas que tenemos los mamás y papás de comernos el tarro, de querer lo mejor para nuestros enanos, de llevar a los peques en brazos, de tirarnos al suelo a jugar: Agujetas Maternales (y Paternales).
Share by: