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¿Mickey o Minnie?

Nai • sept 30, 2019

¿Escoges tú o la sociedad escoge por ti?

True story. Vamos a Carrefour con mi padre y el nano mayor el otro día a comprar unas zapatillas de andar por casa. Todos los años se las piden en el cole para que pululen dentro de clase sin meter porquería del patio. Nos encontramos con que había un despliegue tremendo de todos los colores, tamaños y muchas de ellas adornadas con personajes de dibujos animados.
- “¿Cuáles te gustan?”- le pregunto a Torpedo.
-“¡Éstas de Minnie!”- dice señalando unas zapatillas rosas de Minnie Mouse.
Y mi padre arquea las cejas y exclama horrorizado:
- “¡No, esas no! ¡En todo caso las de Mickey!”- le espeta señalando unas azul marino colgando justo al lado.

Yo le miro con incredulidad y le digo a mi hijo:
- “Chiquito, coge las que a ti te gusten. Si te gusta Minnie, pues Minnie”.

Pero ya, después de ver que al abuelo le gustaban más las otras, cogió las de Mickey. Y yo sentí una pequeña batalla perdida. No por las zapatillas en concreto, porque a mí me es indiferente que le gusten más con Mickey, con Minnie, con coches o con unicornios. Pero quiero contribuir con cada gesto a una educación en libertad. Por mucho que nos esforcemos en educar en casa de una determinada manera y en romper los estereotipos y la simbología de género que hemos heredado, todo el entorno educa.

Muchas personas tienen tan interiorizados los estereotipos de género que son incapaces de darse cuenta de que se trata de actitudes y simbologías aprendidas y por lo tanto podemos cambiarlas. Es nuestro deber criar niños y niñas libres de elegir ser lo que les dé la gana. De construir su identidad sin sentir que tienen que tener determinados gustos o aficiones para cuadrar con lo que se espera de ellos por el sexo con el que nacieron y, más tremendo todavía, para ser queridos. Yo quiero que mis hijos vayan encontrando su lugar en un mundo lo más tolerante posible, y deseo que tengan, como dice Mamá Ingeniera, a quien sigo y admiro mucho, “una autoestima a prueba de balas”. Para crear ese mundo utópico de niños libres y seguros, todos tenemos en nuestro poder el poner nuestro granito de arena... incluso al comprar unas zapatillas de andar por casa.
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