Pues ya está aquí el final de las vacaciones. Si hacemos balance, lo hemos pasado estupendamente. Pero también tengo que decir que es la primera vez que entiendo de corazón a la gente que dice: “necesito vacaciones de mis vacaciones”. Es el tercer año que vamos de vacaciones como papás, pero el primer año que vamos con dos niños. Y la verdad es que con dos ya las siestas veraniegas o los preciados momentos de estar en la playa tranquilamente tomando el sol han brillado por su ausencia. Solo hemos tenido algún ratico los días que hemos coincidido con la familia. Al final es la única forma de descansar algún rato en vacaciones si tienes hijos: irte con algo más de familia o amigos. O sea que hacen falta más brazos y más tiempo de gente que quiera a tus hijos para que todos podamos tener algún momento de tregua. Hace falta TRIBU. Porque los niños son maravillosos, a la par que maravillosamente agotadores.

Recordaremos este verano porque Bolinha conoció la playa y empezó a darse la vuelta como una croqueta. Lo recordaremos por ser el verano del "potty training" de Torpedín, en el que hemos paseado el orinal portátil por media Península Ibérica. Será otro verano de levante tarifeño en nuestro recuerdo, robalos grelhados en Bordeira y paseos inolvidables por Monte Clérigo. Será el verano que recordaré porque el nano mayor hizo equipito con papá, porque mamá tenía que estar más tiempo con Bolinha. Lo recordaré por ser el verano en que, aun siendo mayor, ha dormido peor que nunca, creo que intentando recuperar de noche el tiempo que no podíamos pasar juntos de día💙. Volvemos a casa agotados, pero con la maleta hasta arriba de buenos momentos.