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Lecciones de la maternidad. Lección 1

Nai • nov 04, 2019

Nunca digas de ese agua no beberé...

Un día de verano estaba en la playa con dos de mis cuñadas. Una de ellas es mamá, y la otra no. La que no es mamá, hizo una afirmación muy vehemente sobre lo que ella opina de dormir con los niños en la cama. Entonces, yo la miré y le dije:
- "Mira, si yo he aprendido algo al ser mamá, es que nunca debes hacer semejantes afirmaciones, porque nunca sabes lo que tendrás que hacer tú ni cómo te sentirás el día que seas madre. Así que.. Mejor mantén tu mente abierta, porque puede que te tengas que comer todas tus palabras, una por una, el día que tengas hijos".

Yo se lo decía con todo el conocimiento de causa, porque eso es, precisamente, lo que me pasó a mí con la crianza de mi primer bebé. Me acuerdo lo marciano que me parecía que la gente colechase con sus hijos.
-"¡Yo en la vida haría eso! ¿Y la intimidad con tu pareja? Los niños tienen que tener su cuarto, y los papás el suyo. Cada uno, su sitio y su espacio."

¿Pues sabes qué? Que mi hijo mayor ha dormido con nosotros en la cama hasta los 2 años. Cuando tienes un bebé recién nacido que solo deja de llorar por la noche cuando está acurrucado al calor junto a ti, después de varios días sin dormir, decides que duerme contigo y se acabó el problema. Torpedín salió del cuarto porque su hermana llegaba en 4 meses, y nos pareció el momento adecuado para ello (después de un trabajo de concienciación amplio, y empezando por dormir yo con él en su cuarto una termporada). La verdad es que el cambio lo llevó muy bien, y le encanta tener su cuarto y su cama. Aunque aún no duerme la noche entera, con 2 años y 10 meses, cuando se despierta viene a buscarme a mi cuarto y quiere que yo vaya al suyo a echarme con él. Nunca ha querido volver a nuestra cama.

Antes de ser mamá, recuerdo haber tenido conversaciones con mi cuñada sin hijos muy convencida diciendo: "A mí es que me va a dar muchísicma vergüenza dar el pecho en cualquier sitio, porque yo tengo mucho pudor, y eso no se puede hacer en cualquier parte. Hay que buscar una intimidad, eso no puede hacerse de cualquier manera".

¿Pues sabes qué? Que llevo los 2 años y 10 meses que tiene mi Torpedín mayor dándole el pecho, y en tándem con su hermana que ha cumplido los 6 meses hace poquito (de lo que me siento muy afortunada, porque hay mamás que no pueden hacerlo, aun queriendo con todas sus fuerzas, por distintas circunstancias y lo pasan realmente mal. Si es tu caso, te mando un abrazo muy fuerte. Y si has decidido no dar el pecho a tus hijos, también). Eso significa que doy el pecho como puedo y donde puedo, pero sobre todo cuando mis niños lo necesitan. El pecho es mucho más que una teta donde hay leche. Es el calorcito de mamá, es amor, es consuelo, es tiempo, son nutrientes físicos, emocionales y psicológicos para mis ratones. Y eso me importa más que lo incómodo que le pueda parecer que yo tenga que sacarme una teta en un momento dado a cualquier persona que esté compartiendo mi espacio. Aunque les hemos dotado de muchas connotaciones eróticas a lo largo de la historia (como a casi toda la anatomía femenina), el cometido biológico de las mamas es el de amamantar. Los seres humanos somos mamíferos, aunque no todas las mujeres puedan o quieran dar el pecho (lo que me parece súper respetable). Pero mirar mal a una madre que está amamantando a un bebé o a un niño pequeño o pedirle que se tape, no entra dentro de mis esquemas. En este sentido, ser mamá me ha dado la entereza de pensar, simplemente, "al que no le guste, que no mire".

Antes de ser mamá, no entendía que una mujer dejase de lado su carrera profesional para cuidar de sus hijos, cuando se puede llegar a una fórmula que te permita tener hijos y seguir trabajando como antes de tenerlos (véase, confiando la crianza en otras personas).

¿Pues sabes qué? Que con mis dos maternidades he tenido la suerte INFINITA de poder cogerme unos meses de excedencia para no tener que dejar a mis bebés en una escuela infantil con 16 semanas de vida, y ha sido el dinero mejor invertido de mi vida. Entiendo que una mujer decida incorporarse a su trabajo en cuanto quiera. Sin embargo, me parece trágico que se sienta obligada a hacerlo cuando no está preparada, y querría seguir desempeñando ese otro trabajo tan importante y para el que deberá encontrar un sustituto/a: cuidar durante un tercio de las horas del día ( o más) a su bebé. 

Antes de ser mamá, pensaba que podría seguir viajando y dejaría a mis hijos tranquilamente con mis padres un fin de semana y no me supondría ningún esfuerzo. Seguiría yendo al cine, a exposiciones, y haciendo vida sin niños en pareja, y saliendo con mis amigas a tomar algo cuando me apeteciese...

¿Pues sabes qué? Que, aunque me parece genial que la gente encuentre tiempo para la pareja y se haga escapadas sin niños, yo (a día de hoy) lo paso mucho mejor cuando hacemos planes en familia. Ya pasamos bastante tiempo separados durante la semana. Los fines de semana los quiero pasar todos juntos, con planes que nos apetezcan a todos, y quiero ver cómo mis hijos van entendiendo el mundo y descubriéndolo con nosotros. Son dos posturas compatibles y complementarias, por supuesto... Pero nunca pensé, antes de ser mamá, que preferiría hacer los planes con mis hijos. Y así ha sido.

Antes de tener hijos, no pensaba ser la típica mamá que siempre tiene a su bebé en brazos y lo portea, y lo lleva como un koala. "Para eso está el moisés, y la cuna y el carrito", pensaba yo.

¿Pues sabes qué? Que ahora llevo a mis bebés encima todo lo que puedo. Y les porteo, les duermo en brazos, les achucho y les doy todo calor de mami que puedo. Porque creo que nos han vendido la moto de que a los bebés hay que hacerles independientes casi desde que se corta el cordón umbilical, y lo que yo siento como madre no puede estar más lejos de la realidad. Los bebés necesitan calor, brazos, amor, besos y achuchones. Cuantos más, mejor. Y cuanto más brazos, menos llantos. Y no es que se acostumbren ni que "te tengan cogida la medida", es que los necesitan.

La crianza de mis hijos me ha hecho ser una persona mucho más flexible y juzgar menos a los demás por sus opciones de vida. Nunca sabes lo que ha llevado a una persona a vivir su vida de la forma en que lo hace o a criar a sus hijos como los cría, pero puedes estar segura que lo está haciendo lo mejor que puede y que sabe, y sus vivencias le han llevado a hacer las cosas así. Y hasta ahí deberíamos leer. Siempre dentro de los límites de niñ@s saludables y bien cuidados, hay millones de formas de hacer las cosas.

Aquí he hecho una pequeña lista de "auto zascas" que me ha dado la maternidad, pero te aseguro que es mucho más larga. Nada tiene que ver lo que pensaba que era la crianza de mis hijos, con lo que realmente es. Y, ¿sabes qué? Que es mucho más bonita y satisfactoria de lo que nadie me podía haber anticipado. Lo que yo siento por mis hijos, no me lo habría imaginado nunca. Es miles de veces más potente, más íntimo y más maravilloso de lo imaginable antes de tenerlos.

Así que ya sabes, si no quieres comerte tus palabras una por una, lee mucho sobre crianza, infórmate, deja a un lado lo que crees que sabes por lo que llevas oyendo toda tu vida, y deja fluir tus sentimientos el día que te hagas mamá.
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